«Hice sesiones de Rolfing®» Parte 1
¿Qué es exactamente el Rolfing® y cómo funciona? ¿Es doloroso? ¿Qué logra? En esta serie de dos partes, Angie Macdonald ofrece un relato en profundidad de su experiencia recibiendo sesiones de rolfing. El texto original esta en su Blog: Write Health. https://writehealth.co.uk/ive-been-rolfed-all-about-rolfing/
Aunque el rolfing ha existido desde la década de los sesenta, no mucha gente ha oído hablar de él. Eso está empezando a cambiar, especialmente desde que atletas olímpicos y celebridades como Gwyneth Paltrow están hablando positivamente de su experiencia con esta técnica.

¿Qué es el rolfing?
Cuando le dije a un amigo que estaba yendo a sesiones de rolfing pensó que era una abreviatura de «roll on the floor laughing» (rodar en el suelo muerto de risa). Por muy divertido que suene, el rolfing, también llamado integración estructural, es en realidad una forma de trabajo corporal práctico y un entrenamiento de movimiento. Se llama rolfing en honor a su fundadora, la doctora Ida Rolf, una bioquímica estadounidense que desarrolló el método en los 60.
El rolfing ayuda a mejorar la postura, reducir dolores y dar a las personas una mayor flexibilidad, más energía y mayor comodidad en su cuerpo. Es un tratamiento eficaz para las afecciones crónicas del dolor musculoesquelético, como el dolor lumbar, las lesiones por tensión repetitiva, la ciática y los hombros rígidos y dolorosos. En otras palabras, perfecto para alguien como yo.
¿En qué se diferencia Rolfing a otros tratamientos corporales?
El rolfing puede sentirse similar a un masaje de tejido profundo y un tratamiento quiropráctico u osteopático, pero hay una diferencia importante. Mientras que el masaje libera la tensión muscular a través de la presión y no está diseñado para provocar un cambio estructural en el cuerpo, y la quiropraxis y la osteopatía se centran en la manipulación de la columna vertebral, la alineación ósea y la movilidad articular, el rolfing trabaja en la fascia o tejido conectivo.
¿Qué es la fascia?
La fascia o tejido conectivo es la membrana delgada que rodea las fibras musculares individuales, los nervios y los vasos sanguíneos, conecta el músculo con el hueso y forma tendones y ligamentos. Se parece un poco a la película adhesiva o a esa capa delgada y blanca que a menudo se ve en el pollo o la carne crudos. Evita la fricción al permitir que los músculos y tendones se deslicen unos sobre otros en movimiento.
Con el tiempo, una mala postura, lesiones, estrés y movimientos repetitivos pueden hacer que la fascia se apriete y tire de los músculos. Esto se traduce generalmente en el cuerpo como dolor crónico, contracturas, dolor, tensión o rigidez, con disminución de la flexibilidad. Una de las cualidades notables del tejido conectivo es su plasticidad, por lo que es sensible al tratamiento con rolfing.
Por qué decidí probar rolfing
Tengo mala postura. Empezó cuando yo era una niña pequeña que sufría de asma y cuando tenía diez años tenía los hombros caídos hacia delante, muy cerca de tener una joroba. Más tarde, cuando era adolescente, una radiografía reveló que tenía cifosis, que es una curvatura excesiva de la columna vertebral en la región superior de la espalda. Se agrava si paso largas horas sentada en el ordenador y con frecuencia sufro de dolor de espalda, hombros rígidos y cuello y dolores de cabeza tensionales.
Escuché por primera vez sobre el rolfing cuando era estudiante de arte dramático en la universidad de Sudáfrica en los 80. Tuve una profesora de movimiento, la fallecida Jillian Hurst, que me ayudó mucho con mi postura y coordinación y me dijo que si alguna vez iba a Londres debería aprovechar para hacer rolfing. En ese momento no había ningún rolfer en Sudáfrica y era una de las muchas cosas para las que teníamos que viajar ‘al extranjero’ si queríamos experimentar. Pasaron treinta años (más de veinte de ellos en Londres) antes de que se presentara la oportunidad de conseguir acudir a sesiones de rolfing y sentí que era el momento adecuado para iniciar el proceso.
A principios de 2014 mi cuerpo estaba en mal estado y mi intento de estar en forma con cincuenta años no estaba funcionando nada bien. En pocos meses había conseguido lesionarme el manguito rotador de mi hombro derecho y la parte baja de mi espalda en una clase de pilates.
Un viaje a Sudáfrica para asistir al funeral de mi padre me había dejado con inflamación de las articulaciones esternocostales y un espasmo muscular pectoral que no remitía. Y, en un intento de ponerme en forma corriendo conseguí un desgarro en los gemelos que tardé varios meses recuperar. Yo era un desastre andante y sabía que tenía que hacer algo con mi cuerpo antes de envejecer y de que las lesiones se volvieran más graves con el tiempo.
Elegir un profesor de Rolfing
El rolfing es un proceso muy físico e íntimo que implica mucha confianza. Al igual que con cualquier forma de terapia, estás en una posición vulnerable, por lo que es muy importante elegir un practicante con el que te sientas a gusto y cómodo.
Lo que quería lograr con el rolfing:
Empezamos la primera sesión con una charla orientativa sobre lo que me gustaría obtener de mi experiencia con el rolfing. Tenía tres objetivos principales: uno, mejorar mi postura; dos, recuperar la capacidad de hacer ejercicio y ponerme en forma sin lesionarme todo el tiempo; y tres, mejorar la conexión mente-cuerpo. Siempre he sentido que había una división entre mi mente y mi cuerpo y quería sentirme integrada.
La serie de 10 sesiones de rolfing
Una de las cosas que realmente me gusta del rolfing es que tiene una estructura y es finita. A diferencia de algunas formas de terapia que pueden continuar durante años sin fin a la vista, el rolfing se basa en 10 sesiones. Es un programa de tratamiento claro y definido y, obviamente, dentro de eso, hay espacio para que el rolfer adapte el programa a tu cuerpo y a tus necesidades particulares en cada sesión.
Cada sesión de rolfing tiene un tema diferente que se centra en diferentes partes del cuerpo. Comenzando con la respiración, la serie de 10 sesiones de rolfing analiza cómo te sostienen tus piernas y pies, abre las caderas, la pelvis y el pecho y trabaja profundamente en la espalda, los hombros, los brazos, el cuello y la cabeza, incluyendo la mandíbula y la cavidad nasal.
Después de haber completado las 10 sesiones, lo mejor es tomar un descanso durante unos meses para que el cuerpo pueda seguir cambiando y luego decidir si se necesitan algunas sesiones de seguimiento. La belleza del rolfing es que, a medida que el cuerpo se reeduca, se libera. No todo es un proceso consciente.
¿Es doloroso el rolfing?
El rolfing tiene reputación de ser insoportable, pero para mí, en general, no fue tan doloroso como esperaba, con la única excepción de la primera sesión. Tras ella, me sentí como si me hubiera atropellado un autobús de dos pisos. Me dolía tanto el cuerpo que pensé que estaba incubando una gripe. Pero después de 24 horas me sentí bien. Esa fue la única vez que pasó.
Después de todas las otras sesiones me sentí bien y alerta. Eso no quiere decir que no fuera muy incómodo a veces, pero cada vez que la presión del tacto se sentía demasiado se lo decía al practicante y lo ajustaba en consecuencia. Ocasionalmente experimentaba un poco de ardor y ligero dolor muscular en las áreas de mi cuerpo que habían sido trabajadas en ese día, pero los síntomas siempre desaparecían después de una buena noche de sueño.
Otro síntoma físico fue la sed extrema después de cada sesión. Es importante beber mucha agua después para rehidratarse. También dormí muy bien, lo que fue maravilloso.
Qué esperar durante y después de una sesión de rolfing
Una sesión típica de rolfing dura aproximadamente una hora y media y comienza con una charla sobre cómo estás y cualquier comentario sobre lo que hayas experimentado tras la última sesión. Al principio del proceso el Rolfer tomó una serie de fotografías de mi postura desde diferentes ángulos para que pudiéramos comparar cómo era antes y después del tratamiento.
Cada sesión comienza y termina con una «lectura corporal». El Rolfer estudia mi cuerpo y mi postura desde todos los ángulos y observa de cerca mientras camino de un lado a otro por la habitación. Explica sus observaciones muy claramente. Por lo general, en el punto intermedio de la sesión, y/o de nuevo al final, repetimos este proceso para que pueda explicar cómo siento mi cuerpo, cualquier área de dolor, cualquier sensación que esté notando. A menudo, el contraste entre los lados izquierdo y derecho de mi cuerpo es bastante notable. El lado que se ha trabajado suele estar más cálido, relajado, ligero, e incluso más bajo (en el caso de mis hombros). Después de haber trabajado ambos lados me siento más integrado.
Esta observación de cómo mi cuerpo se siente y cambia conduce a una mayor conciencia física a medida que paso de un estado de desequilibrio al equilibrio.
«Hice sesiones de Rolfing®» Parte 2
En » Hice sesiones de rolfing. Parte 1″ expliqué qué es el rolfing, cómo funciona y mis razones para decidir probarlo. En la Parte 2 miro más de cerca cómo mi cuerpo cambió y mi conciencia física creció en el transcurso del tratamiento y lo que finalmente gané al ser Rolfed.
En esta serie de dos partes, Angie Macdonald ofrece un relato en profundidad de su experiencia recibiendo sesiones de rolfing. El texto original esta en su Blog: Write Health. https://writehealth.co.uk/ive-been-rolfed-all-about-rolfing/

El proceso de rolfing
En el transcurso de las 10 sesiones que tuvieron lugar durante 5 meses, comencé a sentirme más cómodo en mi cuerpo. Los dolores que había experimentado durante el invierno disminuyeron. Mi resistencia y energía aumentaron. Empecé a ir y volver caminando de las sesiones de rolfing, unos 12 kilómetros que recorrí sin dificultad.
Cada sesión trajo nueva conciencia sobre una parte diferente de mi cuerpo. La forma en que mis pies entran en contacto con el suelo y mis músculos giran alrededor de mi columna vertebral en una espiral mientras camino. El ritmo de mis hombros moviéndose suavemente hacia adelante y hacia atrás. Todas estas cosas que parece que no suceden, a menos que tome conciencia de lo que mi cuerpo necesita hacer en un momento determinado.
Los practicantes de rolfing a menudo hablan del cuerpo en relación con la gravedad y me di cuenta cuando comencé mi primera sesión de rolfing que no tenía conciencia de dónde podría estar mi centro de gravedad. Después de la segunda sesión me di cuenta de ello identificando el punto en el que me sentía más estable.
Y siendo alguien que camina mucho, me sentía más conectado con el suelo. Sentía la importancia de reclamar mi lugar en el mundo, sintiendo esta conexión entre mis pies y la tierra.
En la tercera sesión mi Rolfer miró mi postura y dijo que, poniéndome de lado, si dibujamos una línea vertical, mi cuerpo está más hacia la parte delantera que en la trasera de esa línea imaginaria. Mi cabeza y cuello están inclinados hacia adelante y mi estómago sobresale de una manera muy poco halagadora, porque tiendo a estar inclinado hacia atrás un poco. Es la postura típica de alguien con cifosis. Tengo que considerar a inclinarme ligeramente hacia adelante.
Después de esa sesión era consciente de que mi espalda se sentía mucho más suelta entre los omoplatos. El espasmo en mi pecho finalmente se estaba liberando después de ocho meses y yo también era más consciente de mis hombros rodando hacia adelante y hacia atrás cuando camino.
Al comienzo de la cuarta sesión me sentía más integrada en mi cuerpo. Esto fue un gran alivio para mí. Sentí que se estaba produciendo algún tipo de conexión mente/cuerpo a medida que me volví a conectar con las diferentes áreas de mi cuerpo que se trabajaban en cada sesión. También era consciente de una creciente aceptación de mi cuerpo. Durante mucho tiempo me había sentido poco, además de tener algún tipo de odio o decepción hacia él. Pero ahora sentí que estaba empezando a aceptar mi cuerpo por lo que es y a sentir una forma de amor y ganas de cuidar de él.
Me di cuenta de que mi cuerpo no siempre era una fuente de dolor, de enfermedad y de malestar. Tiene áreas de fuerza, como mis piernas que me llevan cuando camino. Otras áreas, como mi hombro y la pantorrilla y la rodilla se han recuperado de lesiones y se estaban portando francamente bien. Reconocí que mi cuerpo tiene la capacidad de cambiar para mejor y me sentí muy positivo al respecto.
Después de cinco sesiones note un gran cambio en mi postura. Mi cuello estaba mejor posicionado y mi parte inferior de la espalda sobresalía menos. Ahora, después de un tiempo, me doy cuenta de que he estado experimentando menos dolores de cabeza.
El camino de St Cuthbert

Entre las sesiones 7 y 8 hice el camino de San Cuthbert. Aunque mis piernas y pies estaban doloridos después de un día de caminata, no era un dolor debilitante. Y llevar mi mochila pesada no tenía efectos desagradables como dolores de cabeza o espasmos musculares. Fue increíble. ¡Hubo momentos en que pensé que estaba en el cuerpo equivocado! Aunque tuve que luchar para subir cuestas y me quedé sin aliento, en general estaba absolutamente bien y desarrollé mucha resistencia. Me sentí muy fuerte y en forma y que podía confiar en mi cuerpo. Debido a que el camino de St Cuthbert fue una experiencia física tan positiva para mí, me sentí más integrada. Más unida con mi cuerpo. Más cariñosa con él.
Jardinería sin lesiones
No era sólo caminando donde sentí una gran diferencia. Por primera vez en años, pasé una primavera y verano en el jardín, arando el huerto, y otras tareas que implicaban levantar, doblarse arrodillado y arrodillarse. ¡Todo esto y ni una sola lesión! Inaudito.
Al final de la 9ª sesión sentí que mi postura había mejorado definitivamente. Mi pecho estaba más abierto y mis hombros parecían menos encorvados. Era perceptible una gran mejoría en mi zona pélvica. En lugar de inclinarme hacia atrás, mi pelvis estaba más hacia adelante y apoyándome mejor.
Los resultados. ¿Qué obtuve de las sesiones de rolfing?
Creo que un cambio bueno y duradero es un cambio lento. Cualquier cosa rápida y drástica tiende a ser una solución rápida y desaparece como una mala experiencia de drogas que te deja sintiéndote deprimida y anhelando más.
Desafortunadamente, no es posible deshacer casi medio siglo de malos hábitos posturales y crecimiento muscular en unos pocos meses. El cambio físico en mi postura no fue impresionante y tengo que admitir que me sentí un poco decepcionada por eso. Pero a pesar de que los cambios eran sutiles, seguían cambiando mi vida.
Mi postura definitivamente ha mejorado, pero creo que el mayor cambio ha sido psicológico. Me había sentido ansiosa por hacer el tratamiento de rolfing porque pensé que podría ser psicológicamente traumático y traer recuerdos y sentimientos de las cosas pasadas que no sería capaz de manejar y deprimirme. Pero eso no sucedió en absoluto. Y aunque sigo convencida de que mi cuerpo ha encarnado los traumas de mi infancia en forma de mi columna torcida y hombros encorvados y así sucesivamente, o bien esos traumas todavía están allí, profundamente enterrados bajo los músculos cerrados o de lo contrario he tratado con ellos en la terapia y no hay nada más que liberar emocionalmente.
Antes de empezar con el rolfing esperaba lograr una sensación de integración física, una conexión mente/cuerpo en lugar de la desconexión que siempre he sentido. Quería que mi postura mejorara dramáticamente y también esperaba que trabajar en mi fascia ayudara a detener mi tendencia a lesionarme cuando hago ejercicio o jardinería.
Todo lo que esperaba lograr a través de rolfing, lo hice. Mi cuerpo ha sanado por una lesión. Se ha mejorado en fuerza y resistencia. Me ha llevado cientos de kilómetros a pie. Se ha convertido en una fuente de placer.
Mi postura mejoró. He desarrollado la aceptación, el respeto y el amor por mi cuerpo y mi mente y mi cuerpo se sienten más integrados de lo que han hecho antes. Eso es algo enorme para mí.
Los últimos cinco meses han sido un viaje físico increíble. Siento que el rolfing me ha permitido habitar mi cuerpo en paz. La guerra entre mi mente y mi cuerpo finalmente ha terminado. Yo soy una.